En este caso presentamos la casulla morada.
Confeccionada con tela
litúrgica. Un brocato adamascado.
Con una cruz coronada en el centro y flores alrededor.
Un ornamento que representa, desde el
tejido, la fuerza de lo que esta por venir.
El color rosa no tiene
demasiada presencia en la liturgia. Sin embargo se usa en dos momentos, cada
uno en distintos períodos del calendario litúrgico, y marca la llegada de algo
trascendente.